Robert L. Stevenson
23/2/11
El club de los suicidas
Ahora bien, sabemos que la vida es sólo un escenario para hacer de locos mientras uno se divierta. Había un servicio más que faltaba a la comodidad moderna: una manera decente, fácil, de abandonar el escenario; las escaleras traseras a la libertad;o, como he dicho hace un momento, la puerta secreta de la muerte. (...) Hasta cierto punto éste es mi caso. No puedo ponerme una pistola en la cabeza y apretar el gatillo. Algo más fuerte que yo mismo impide la acción; y, aunque detesto la vida, no tengo fuerza material suficiente para abrazar la muerte y acabar con todo. Para la gente como yo, y para todos los que desean salir de la espiral sin escándalo póstumo, se ha inaugurado el club de los suicidas.
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